Tu Huella Emocional – Comprender el Camino

ESTO NO ME PUEDE ESTAR PASANDO A MI

  • Entiendo lo que es sentirse totalmente perdida sin tu compañero peludo, sé lo que es que tus manos lo busquen a tiendas a tu alrededor sin encontrarlo y que se te rompa el alma al pensar que nadie nunca te mirará como lo hacía él…
  • Sé que te resulta muy difícil asimilar lo que ha ocurrido, esas últimas horas, días o semanas no dejan de dar vueltas en tu cabeza.
  • Sé que te resistes a aceptar lo que ha pasado. No, no puede ser, debe ser una pesadilla.
  • Sé las veces que has dicho que si esto pasaba te ibas a morir tú también, sin embargo, cuando ocurre sigues respirando, con un dolor inmenso en el pecho.
  • Sé lo que todo esto supone porque yo misma lo he vivido… y aunque pienses que nada en el mundo te puede ayudar a hacer más llevadero el dolor, te equivocas. El dolor compartido duele menos. Si me dejas acompañarte en este proceso te prometo que te ayudaré a encontrar la salida de este laberinto llamado duelo.

Durante estos años a través de mis libros, ponencias, acompañamientos, cursos y talleres he ayudado a miles de personas a elaborar un duelo sano por sus peludos, a ser capaces de sonreír al pensar en ellos, conseguir que el amor gane la batalla al dolor de la despedida.

Creo que haber vivido las pérdidas de mis hijos peludos y humano me ha puesto en predisposición de ayudar, entender y dar una mano a otras personas que están viviendo lo que yo misma viví.

EL MÉTODO HUELLA EMOCIONAL

Mucho se ha hablado de las huellas emocionales que por diferentes circunstancias marcan nuestra vida: el abandono, la traición, el rechazo. Yo creo firmemente que no son solo las huellas negativas las que más pesan. Cierto es que el miedo, el dolor o la indiferencia pueden marcarnos para siempre. Pero no es menos cierto que también la amistad verdadera, la lealtad o el amor incondicional dejan una huella que resulta imborrable, tanto que ni el tiempo ni la muerte puede llevársela. Pienso que la huella emocional más fuerte y poderosa de todas es el amor.

El amor más incondicional que he sentido en mi vida me lo han dado los animales. Mis hijos peludos me enseñaron que el amor sin condiciones existe, y que una vez nos vamos de este mundo, esta huella de amor es lo único digno de permanecer aquí. Con su ausencia me enseñaron muchas cosas e hicieron que cambiara completamente el rumbo de mi vida. Aprendí de ellos que su amor hacia mí era un espejo en el que mirarme, y es que amando sin miedos ni reservas podemos trasformar el mundo que nos rodea y nuestro propio mundo interior. Y no sólo eso, si somos capaces de abrazar nuestra huella emocional de amor, podremos transformar nuestras debilidades en oportunidades y nuestro dolor en ayuda para el prójimo. Podremos conseguir que aquello que pase por nosotros se trasforme en algo bueno, y donde hubo pena y tristeza, brote alivio y esperanza, para poder disfrutar del mundo y el mundo de nosotros.

Es el legado que ellos han dejado en mí. En nuestros años juntos consiguieron que fuera mejor y me dieron el regalo de su amor. Con su ausencia me han enseñado que yo no sólo soy capaz de recibir amor, sino también de darlo. Igual que ellos han conseguido dejar esta huella emocional en mi con su amor, nosotros podemos hacerlo también en los demás y, sobre todo, en nosotros mismos. Como ellos habrían querido. Dar y recibir amor. La única huella digna de permanecer.

Hay personas que consideramos a los animales con los que convivimos una parte esencial de la familia, un miembro con pleno derecho. Los queremos con todo nuestro corazón, algunos incluso se convierten en nuestra alma gemela peluda, por eso el momento de su muerte es algo muy doloroso, que puede incluso llegar a ser traumático para nosotros. Cuando sientes que tu peludo ya no va a estar en casa esperándote el corazón se rompe en 1 000 pedazos y entramos en un oscuro laberinto, un laberinto al que llamamos duelo.

¿CÓMO SERÁ EL PROCESO?

Este duelo que vamos a atravesar va a ser proporcional al amor que hemos recibido. Aquí hablamos de seres que nos han dado amor incondicional así que podemos intuir que el duelo va a ser largo y muy triste. Una prueba de vida en toda regla.

Podemos enfrentarnos a esta etapa de nuestra existencia completamente solos y a oscuras o, por el contrario, podemos hacerlo con una ayuda. Una pequeña luz que puede alumbrar los pasajes más oscuros y un mapa que puede guiarnos en nuestro camino por este laberinto, dirección a la salida, hacia lo que es elaborar un duelo sano.

Un duelo sano consiste en que el amor de tantos años compartidos gane la batalla al dolor de la partida, consiste en poder recordar a nuestro amigo sin lágrimas en los ojos y con una sonrisa en el corazón. Un duelo sano no solo nos va ayudar para poder gestionar nuestro dolor por esta partida (que no es poco) sino que nos dará herramientas que nos servirán para enfrentar diferentes dificultades en nuestra vida ya que recordemos que al final un duelo es una pérdida, Como perder un trabajo, un sueño, un divorcio, una amistad… Pérdidas que están indisolublemente ligadas a la vida así que es mucho más sabio aprender a gestionarlas que esconder la cabeza cuando se presentan.

EL DUELO PUEDE ADUEÑARSE DE TU VIDA

El duelo es duro y muchas veces inesperado. Es un proceso que cuesta enfrentar en solitario. Y sobre todo debes contar con algunas herramientas que te permitan discernir entre lo que estás viviendo en primera persona, lo que vives interiormente y los próximos pasos que tienes que dar para seguir adelante.

Por todo esto, suelo decir que el duelo puede adueñarse de ti. Si no controlamos y entendemos las fases de esta despedida tan dolorosa, este proceso podría adueñarse de tu vida, de tu tiempo y de todo lo bueno de tu vida que tiene que seguir llegando. Me encantaría que siguieras leyendo para que pueda ayudarte durante este proceso con algunas herramientas y recursos que tengo preparadas para ti.

Estar inmersa en este proceso de despedida tiene bloqueadas muchas partes de ti. Y aunque todo esté muy turbio en este momento, existen unas fases en las que puedo ayudarte a superar ese sentimiento encontrado que aborda una mezcla de vacío, dolor desgarrador, pena, rabia, culpa, sufrimiento e impotencia.

No estamos preparados para la muerte, pero mucho menos para la de nuestra alma gemela animal. Que la sociedad no valide nuestra pérdida no ayuda a afrontar esta nueva vida sin él.

MI PRIMER DUELO

La muerte y el consiguiente duelo por la pérdida de mis compañeros peludos ha sido uno de los momentos más desgarradores de mi vida.

Primero se fue Galo. Mi niño. Mi perrhijo…que en algún momento de la vida, no sé muy bien cuándo, acabó convirtiéndose en un anciano, aunque yo nunca llegué a darme cuenta del todo. Seguramente debido a su “síndrome de Peter Pan”. Galo continuó teniendo la misma mentalidad de bebé hasta el final de sus días. Cuando me enfrenté a esos últimos momentos y el diagnóstico del veterinario no podía creerlo.

Intenté mantener las esperanzas hasta el último momento. Con el veterinario viví muchos episodios, durante su vida había sido capaz de comerse cosas que habrían matado a cualquier otro mamífero: gafas, teléfonos móviles, sofás, paredes, mandos a distancia… la lista era infinita y, la verdad, es que siempre le sentaron de maravilla.

Galo se fue en casa, en su cama,  con su muñeco preferido zanahorio. Cuando llegó el veterinario a casa para practicarle la eutanasia yo no quería abrir la puerta. Una parte de mí se negaba, pero sabía que debía hacerlo. Mientras su veterinario se preparaba, me tiré al suelo junto a mi niño, lo abracé y lo besé, intenté recorrer con mis manos todo su cuerpo para no olvidar nunca su tacto, sus patitas y en qué lugares tenía sus manchas.  Sólo pude decirle unas palabras en ese último momento:

“Has sido el peor perro del mundo, pero el mejor para enseñarme a amar.
Gracias por haber sido mi compañero, te quiero con todo mi corazón. Espérame en el arcoíris”.

Con él no se fue mi perrhijo, se fue una parte de mi vida. Se fueron las trastadas, las risas, las babas, los abrazos gigantes, mi época de soltera. No solo lloré por él, sino por el final de un tiempo de mi vida que no quería que terminara. Lloré por todo lo que habíamos vivido, pero también por todo lo que ya no sería. Un tiempo después entendí que la vida es eso, etapas, y el regalo es sacar un aprendizaje de cada una de ellas.

Yo aprendí el significado del amor incondicional pues ni mi perro, ni yo
necesitamos ser perfectos para queremos con todo nuestro corazón.

¿CÓMO PUEDO AYUDARTE?

Desde que en Junio de 2019, escribiera mi primer libro “Espérame en el Arcoíris: Cómo Afrontar el Duelo Por la Pérdida de Tu Mascota”, he ayudado a miles de personas a avanzar en esta etapa de sus vidas. De hecho, muchos de ellos continuan en mis programas y servicios online para mejorar como personas, más allá de su capítulo de duelo animal.

Soy consciente que mis palabras han llegado a casi todas las partes del mundo y hasta la fecha cuento con más de 12 000 ejemplares vendidos en español e italiano, y pronto verá la luz la versión en inglés.

Una de las herramientas que pongo a vuestra disposición en estos duros momentos son mis libros, espero poder acompañaros a través de sus páginas en esta dura etapa de vuestra vida:


Espérame en el arcoíris – Laura Vidal

Espérame en el arcoíris. Un libro tirita nacido del corazón, con el poder de ayudar a otros corazones tan rotos como el a recomponer sus pedazos. Un libro donde la empatía,compresión, el amor por los animales y el respeto brillan en todo su esplendor. Un libro con el que nunca te sentirás solo.


Cuando ya no Estás – Laura Vidal

Cuando ya no estás. Una guía indispensable para atravesar este oscuro laberinto llamado duelo. Donde encontrarás ejercicios prácticos para afrontar cada una de las emociones que aparecen en el proceso. Herramientas emocionales para enfrentar el duelo y la vida en general.

La otra opción de poderte ayudar es a través de mis servicios y programas online de acompañamiento que ofrezco en exclusiva y directamente desde esta web. Te los muestro un poco más abajo.

MIS SERVICIOS ONLINE